Mi papá decía constantemente que olía mal y me obligaba a ducharme con el jabón que él me daba, hasta que un día descubrí que no era jabón en absoluto.

Mi papá decía constantemente que olía mal y me obligaba a ducharme con el jabón que él me daba, hasta que un día descubrí que no era jabón en absoluto.😲😲

Papá siempre insistía en lo mismo: «Hueles fatal, date una ducha fría. Aquí tienes el jabón, solo esto». Seguí sus instrucciones sin hacer preguntas. El agua fría me cortaba la piel, y el olor de ese trozo era tan fuerte que me mareé.

Cada día que pasaba, me sentía peor: debilidad, piel seca, noches sin dormir… Mamá permanecía en silencio. Siempre callaba, lo cual era extraño; antes lo compartíamos todo.

Me lavaba tres veces al día, pero mi padre seguía diciendo que todavía olía mal.

Una noche, mi novio vino a casa. No pude aguantar más y le pregunté:

—Dime honestamente… ¿huelo mal?

Se rió, pensando que era una broma, pero al ver mi cara seria, dijo que no. Finalmente, le conté lo que pasaba en casa. Momentos después, entró al baño y regresó pálido como una pared, temblando, con un jabón en la mano.

—¡¿Quién te dio esto?! —su voz temblaba.

—Papá… ¿Qué?

Se sostenía la cabeza entre las manos:

—¡Esto no es jabón! ¿Por qué te lavaste con esto? Esto es… 😱😱Continúa en el primer comentario.👇👇

— Se usa para tratar y repeler plagas. Es un producto industrial, no apto para humanos.

El mundo se volvió borroso ante mis ojos.

— ¿Qué quieres decir? —Las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta.

Giró cuidadosamente el jabón entre sus manos, mostrando la letra pequeña en la parte posterior del envase.

—Mira. Blanco y negro: «Tratamiento con pesticidas». Con razón te sientes mal.

Me hundí en el borde de la bañera fría; su superficie de azulejos pareció tirarme al suelo. Mi corazón latía tan fuerte que apenas podía oír sus palabras.

Ira, traición, miedo; todo se mezcló en un solo nudo. ¿Por qué mi papá me obligó a usar esto? ¿Por qué mamá se quedó callada?

Mi novio se sentó a mi lado y suavemente envolvió sus brazos alrededor de mis hombros.

—Lo arreglaremos, ¿me oyes? —dijo en voz baja—. No volverás a usar esto. Lo averiguaré todo.

Pero su mirada decía más que sus palabras. Había preocupación… y algo más. Claramente sabía más de lo que decía.

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