Sinceramente, todavía estoy llorando… Se suponía que tenía que ir al cumpleaños de mi mejor amiga, pero se puso enferma y lo canceló en el último minuto. Así que, obviamente, me fui a casa, esperando una noche tranquila. Pero entonces abrí la puerta y no podía creer lo que veía. Mi sala de estar se había convertido en un paraíso romántico, con velas por todas partes y una elegante cena para dos. Incluso se escuchaba música suave. Me quedé pensando: “¿Qué está pasando? ¿Para quién es esto?”. Quiero decir, mi marido, Ethan, sabía que yo no iba a estar en casa esta noche. Veo un hermoso regalo y una tarjeta llena de palabras de amor, y luego, mi corazón SE DESPLOMA. Toda la actitud escurridiza de Ethan de repente tuvo sentido. El regalo, la tarjeta y la cena eran para
…otra mujer. 💔
En la tarjeta había escrito: “Para la persona que realmente me hace sentir vivo, gracias por darme lo que siempre he buscado. Esta noche es solo para nosotros”.
Se me heló la sangre. Escuché el agua correr en el baño. Mis manos temblaban, y mi primer instinto fue salir corriendo… pero algo dentro de mí me obligó a quedarme.
Ethan salió, con una camisa que nunca usa conmigo, ajustándose el cuello y sonriendo como un adolescente nervioso. Cuando me vio de pie, con la tarjeta en la mano y lágrimas corriendo por mi cara, se quedó pálido como la pared.
“Yo… yo puedo explicarlo”, murmuró.
Antes de que pudiera soltar su habitual sarta de excusas, oí la puerta del baño abrirse. Y ahí estaba ella: con el vestido que yo misma le había prestado meses atrás a mi “amiga del trabajo”, aquella que siempre decía que yo era “tan afortunada de tener un hombre como Ethan”.
En ese momento, entendí que no había sido un accidente que mi amiga cancelara su fiesta…
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