En la boda de mi único hijo, mi nuera intentó sentarme con los del catering. Cuando intenté ocupar mi lugar con mi familia, sonrió y, delante de todos, me quitó la silla de un tirón. Lo que ella no sabía era que su propio padre, el hombre al que le salvé la vida, acababa de entrar y lo había visto todo.
Franklin Ward se alisó las solapas de su traje azul marino, el mismo que había usado en cada momento importante de su vida: el funeral […]